Primavera en Irlanda: en fotos

Ya es oficial. La primavera está aquí. El sol asoma entre las nubes y las flores comienzan a salpicarlo todo.

Irlanda es famosa por su clima, y aunque este clima pueda hacernos creer que aquí no existen las estaciones, la flora y la fauna contradicen esta idea. Compartimos algunas fotos e historias de nuestros momentos primaverales favoritos:

Jardines de Altamont, Condado de Carlow

Los Jardines de Altamont, Condado de Carlow

Los Jardines de Altamont, Condado de Carlow

Orla Grant de Fair City, Dublín

Hace unas semanas tuve la oportunidad de visitar los Jardines de Altamont en el Condado de Carlow y las campanillas ya estaban en plena floración. Hay incluso un “Sendero de las campanillas” que discurre por los maravillosos jardines y los azafranes de primavera y los narcisos también estaban empezando a florecer. Estoy segura de que en este momento el suelo es un manto de flores amarillas, púrpuras y blancas. Los cisnes se deslizaban por el lago y todo estaba increíblemente tranquilo. Mandé a mi primo de seis años a buscar una pluma de pavo real, pero nos fuimos con las manos vacías… Bueno, ya llegará el año que viene…

Unos pavos reales

Unos pavos reales

Nacen los corderitos

Jonny Lucey, granjero, de Inchigeelagh, en West Cork.

La primavera es una época muy especial del año para los granjeros. Los días empiezan a alargarse y la tierra comienza a desperezarse y florecer después del largo invierno. Cuando ves al primer cordero en los prados, sabes que la primavera ha llegado. Pocos espectáculos me gustan más que los corderos recién nacidos correteando por los campos en primavera. Corren torpemente de acá para allá en pequeños grupos, buscando nuevas zonas para explorar, pero nunca se alejan demasiado de sus balantes madres. Y luego están esos pequeños corderitos a los que hay que alimentar con biberón y que terminan siguiéndote por todas partes como un perrillo. ¡Siempre he pensado que es una pena que esos preciosos corderitos crezcan y se conviertan en grandes y tercas ovejas!

Nacen los corderitos

Nacen los corderitos

El sol regresa al Condado de Wicklow

David Fallon, Manor Kilbride, Condado de Wicklow.

Me crié en la casa de mis abuelos. Estaba justo enfrente de una granja de esas que aparecen en los cuentos infantiles, situada sobre una colina. Tenía un establo de hierro rojo ondulado, más rojo por la herrumbre que por la pintura, que parecía inclinarse sobre el valle como si estuviera a punto de desplomarse sobre él en cualquier momento. Cuando llegaba la primavera, el sol aparecía sobre la cima de la colina. Nuestro comedor quedaba enfrente de sus grandes ventanales desde el suelo hasta el techo, así que allí nos sentábamos y nos dedicábamos a contemplar con envidia a aquellos afortunados vecinos que recibían el sol hasta bien entrada la tarde.

Cuando las vacas volvían de los prados, las veíamos formando una perfecta fila para entrar en el establo, donde las ordeñaban, como una tropa militar bien entrenada. Sus mugidos resonaban por todo el valle mientras cenábamos. El Sr. Lucey tocaba la guitarra de maravilla. Suena un poco sentimentaloide, pero aquellos sonidos eran lo que hacía que la vida en el campo fuera tan especial. Además, en aquella zona del oeste de Wicklow, con el calor de la primavera se deshacía la nieve del Paso de Sally, así que podíamos ir al Lago Teagh (el Lago Guinness) y a Laragh y Glendalough. Incluso a Powerscourt. Tengo maravillosos recuerdos de mi infancia en Wicklow.

El Sally Gap en Wicklow

El Sally Gap en Wicklow

Aquí lo tienes. A los irlandeses nos encanta la primavera, porque marca el final de nuestros fríos inviernos y nos deja entrever los espléndidos veranos. Además, cualquier excusa es buena para hacer más fotos de nuestros maravillosos paisajes.

Un campo de narcisos en el Parque de Barnett Demesne

Un campo de narcisos en el Parque de Barnett Demesne

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